ANÁLISIS | SIGNIFICADO
Cuando llevó a los tres discípulos a la montaña para orar, su semblante se transformó y su vestimenta se encendió. Aparecieron dos hombres, Moisés y Elías, a su lado. La profecía, la legislación hablaban del momento de su muerte. Se reveló entonces lo que debía lograr en ese día. Pedro propuso construirles un tabernáculo. Una nube de gloria apareció como premio. Todos cayeron al suelo. Una voz divina resonó, cubierta en la nube, revelando que Jesús era su hijo amado. Se enfatizó que debían considerar sus palabras y prepararse para lo que vendría. La profecía fue cumplida, y de la misma forma el Hijo también moriría. Deberían mantener en secreto la visión hasta que llegara el momento adecuado. Perdidos en la nube, una voz tranquilizante les instaba a no temer y acercarse. La señal se hacía presente, llamando al Hijo del Hombre a escuchar atentamente. En medio de la nube, la voz seguía hablando, mencionando al Cordero de Dios y reiterando la cercanía del Hijo del Hombre, el Hijo de Dios.