Desde Que Me Levanto

ANÁLISIS | SIGNIFICADO

En la mañana, al despertar, acompañado de mi taza de café, me sumerjo en la lectura de la Biblia para fortalecer mi fe. El dulce canto de los pajaritos resuena a mi alrededor, adorándote con su melodía. En tus enseñanzas se encuentra la promesa de que cada ser vivo te alabe, en momentos de alegría o de angustia, porque tu bondad es constante y eterna.

Desde que comienzo mi día, siento en lo más profundo de mi ser una transformación, un nuevo hombre ha nacido en mí gracias a ti. Mis deseos se alinean con el deseo de adorarte y entregarte todo lo que soy, mi Dios, Jesucristo.

Al emprender el camino en mi automóvil en busca del desayuno, la sensación de hambre me lleva a recordar la importancia del ayuno. Escucho la música de Alex Zurdo en la radio, acompañando mi trayecto. Inevitables obstáculos se presentan en forma de semáforos en rojo y algún que otro contratiempo en la panadería, pero pido tu auxilio en cada momento de dificultad.

Un encuentro inesperado con un extraño en apuros me sorprende, un hombre peculiar que destila amor a pesar de su aparente situación de calle. Me percato de su necesidad y decido compartir lo poco que tengo, brindándole el sandwich que tanto anhelaba. En ese gesto de generosidad y empatía, siento cómo mi corazón se transforma una vez más, reflejando tu amor y compasión hacia los demás.

Así, en cada amanecer, en cada pequeño acto de bondad y gratitud, experimento la renovación que tu presencia me otorga. Soy un hombre nuevo, cambiado por tu gracia y misericordia, dispuesto a seguir alabándote y entregándote todo lo que soy, porque en ti encuentro la fuerza y la guía para cada día de mi vida. ¡Oh Jesucristo, gracias por cambiarme, por renovarme y por enseñarme a amar como tú amas!