ANÁLISIS | SIGNIFICADO
Antes de que creara el mundo, el Dios del Cielo ya conocía nuestro nombre y nos formó a su imagen, mostrando así su gloria en nosotros. Su corazón es bueno y siempre amable, y con la cruz demostró que está de nuestro lado. Somos los hijos, somos las hijas de Dios, siempre cerca del corazón del Padre sin importar a dónde vayamos. Aunque tropecemos, Él no permitirá que caigamos, porque somos del Señor y nunca abandonará a los suyos. El amor abundante que nos prodigó nos llamó hijos del Rey, y en su amor y bondad escogió a los solitarios y débiles. En los momentos oscuros de la vida, que su luz hable más alto que la verdad y nos recuerde que pertenecemos a Él, siempre a nuestro lado. Somos los hijos, somos las hijas de Dios, cerca del corazón del Padre, confiados en su fidelidad y amor inquebrantables.