Sarcófago

LETRA

Sarcófago

La escritura es lo más cerca que estoy de la libertad
porque siempre que me falta el aire ella me lo da,
escribiendo obras maestras de esta infesta realidad,
alejado de esa fiesta a la que llaman navidad.

Vuelvo a recobrar la esencia, pero con más paciencia,
por que sé que hay dolores que no resuelve la ciencia,
tuve que enfrentarme solo a esta tormenta recia
para certificar cada una de una de mis carencias.

Y ahora, corroborado el hecho,
cientifista hasta que resista el pecho,
he de redactar meramente la verdad en mi cuaderno
y asumir este dolor eterno.

Me siento como Dios escribiendo en el infierno,
hay cosas de mí que no entiendo
a veces me sorprendo sonriendo mientras prendo
porque sé que soy una estrella cuando estoy ardiendo.

Y sé que las horas aprietan,
y que cuando llegue la hora no habrá tiempo ni para hacer las maletas,
es dejarse caer o ascender en la cuesta,
porque solo hay una vida y aunque sea jodida es esta.

A veces pienso que me detestas,
pero vuelves a jugar conmigo cuando me arrestas,
y con esta resignación como protesta,
me quedo en esta fría cama en la que no te acuestas.

Y todo es relativo en tu antesala,
a veces el reloj avanza y el tiempo se para,
aunque no como quisiera que pasara,
pues mi vida está hecha de horas y tu espera sale cara.

Podrías ser la cura de mis taras,
o ese pozo en el desierto que me ahogara,
tú podrías ser quien me desenterrara,
o la ultima palada que me sepultara.

Y no sé cuál de todos tus rostros adjudicarte,
ni qué momento ni qué parte,
pero algo se me parte cada vez que partes,
y regreso como un perro al hueso que es el arte.

Vivo sin besos, sobrevivo sin ingresos,
por eso las barras que escribo me tienen preso,
con ellas soy un genio, sin ellas un poseso,
porque dentro mío hay más vacío que en el universo.

Siempre escribo la verdad por más que duela,
como si me sacaran a patadas cada muela,
con una frialdad que prácticamente congela,
a estas alturas estoy acostumbrado a la suela.

Cada noche más solo que un náufrago,
y caigo en el sarcófago de un lecho desolado
que cuando no comparto me hace ver tan huérfano,
de ese cariño que jamás sentí a mi lado.

Afectiva y sexualmente frustrado,
lo digo sin reparo, no hay pudor que no suba al estrado,
prefiero avergonzarme que fingir un desagrado,
porque mi sinceridad con el folio es algo sagrado.

No hay droga en ningún lado, ni alcohol de tantos grados,
que consiga sedarme y evadirme de mi estado,
entre libreta y letras me siento secuestrado,
si no fuera por la poesía viviría postrado.

Mi refugio, mi espada y mi escudo,
cuando me sacudo y lanzo al espacio silencios mudos,
la que me saca el lado más sensible y el más rudo,
quien aprecia la belleza sabe verla hasta en lo crudo.

Y no hay fealdad en este valetudo,
unos ven lo ancho y otros lo estrecho que es el embudo,
mediocres se recrean en la luz y el color puro,
pero un pintor de verdad también dominará el oscuro.