Daltonica
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LETRA
Daltonica
Daniel Viglietti
Este es un Poema y una canción que hemos dedicado al poeta salvadoreño Roque Dalton
que fue un gran amigo, un gran combatiente, y que fue asesinado por razones políticas.
Empienzo con mi poema.
Llegaste tempranio al buen humor, al amor cantado, al amor decatado, llegaste temprano al ron fraterno a las revoluciones.
Pulgarcito de poeta
que se escapa y me cosquilla,
tan alegre, tan sin silla,
tan de amores torrenciales,
tan sin fin.
Alegría de una tierra
que se quita las fronteras,
se desnuda las caderas,
las volcánicas centrales
de la luz.
Cada vez que te arrancaban del mundo, no había calabozo que te viniera bien, asomabas el alma por entre los barrotes, y no bien los barrotes se aflojaban turbados, aprovechabas para liberar el cuerpo, usabas la metáfora ganzúa para abrir los cerrojos y los odios, con la urgencia inconsolable de quien quiere regresar al asombro de los libres.
Yo lo vi,
yo lo vi, yo lo vi, yo lo vi.
El año treinta y dos
él no vivía y yo lo vi
contando sus historias
de futuro, iba entre mil.
Yo lo vi, yo lo vi, yo lo vi.
Le tenías ojeriza a la pureza, por que sabías como somos de impuros, como mezclamos sueños y vigilia, como nos pesan la razón y el riesgo, por suerte eras impuro, evadido de cárceles y cepos, no de responsabilidades y otros goces, impuro como un poeta, que eso eras, además de tantas otras cosas.
Pobrecitos los poetas,
bendiciones son daltones,
donde hay huesos ven marrones
territorios prometidos
como un sol.
Tan bracito su poesía,
se levanta en los sensuales
laberintos marsupiales
y reparte polen rojo,
se abre en flor.
Ahora recorro tramo a tramo nuestros muchos acuerdos y también nuestros pocos desacuerdos, y siento que nos quedan diálogos inconclusos, reciprocas preguntas nunca dichas, mal entendidos y bien entendidos que no podremos barajar de nuevo, pero todo vuelve adquirir su sentido si recuerdo tus ojos de muchacho que eran casi un abrazo, casi un dogma.
Yo lo vi,
yo lo vi, yo lo vi, yo lo vi.
Era el año tres mil,
ya él no vivía y yo lo vi.
La muerte equivocada lo llevó
y él anda aquí;
y yo lo vi, yo lo vi, yo lo vi.
El hecho es que llegaste temprano al buen humor, al amor cantado, al amor decatado, al ron fraterno, a las revoluciones, Pero sobre todo llegaste temprano, demasiado temprano a una muerte que no era la tuya y que a esta altura no sabrá qué hacer con tanta vida.
Pulgarcito de poeta
que se escapa y me cosquilla,
tan alegre, tan sin silla,
tan de amores torrenciales,
tan sin fin.
Crece armado de esperanza,
desentierra lo perdido,
le hace un hijo de sonido
al silencio de ese pueblo
que es maestro de sus sueños.
Que se escapa y nos cosquilla,
tan sin miedo, tan sin silla,
tan amado, tan armado,
tan de todos, Salvador.
+ Mario Benedetti
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