En coma
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LETRA
En coma
Estoy en coma, y sé que nunca
volveré a dormir en mi cama, sé que
nunca volveré al mundo. Ahora siento
cómo floto, veo una puerta, mi cuerpo ya no
noto. Pienso y no consigo lo que quiero, siento
daño. Os he dejado con asuntos pendientes,
situaciones a lo largo de los años. Desde
el cielo diviso mi entierro en el cementerio, los
pañuelos secan vuestros rostros. Día
lluvioso, las gotas camuflan vuestras
lágrimas, las gafas oscuras y los
semblantes os delatan enclaustrados en la pena.
Mamá, por favor, no derrames una
lágrima, no merece la pena. A tu hijo, hubo
un día en el que alguien le lastimó
la autoestima y cambió su mirada. Pase de
la alegría a la seria, y perdida estampa.
Que os quede claro, papá, no fue vuestra
culpa. La vida me escupía y así me
esculpía. Yo luchaba sin más armas
que mi alma frente al día a día, con
el amor por melodía. La vida me soltaba una
ostia, yo esquivaba, pero a veces caía, y
llegaban épocas de escasa claridad de
ideas. Lo pagaba con aquel que me rodea.
Confundía el sentimiento de
rebeldía con el de odio y de pelea,
¿dónde se metió, felicidad?
Ante el resto del mundo, yo tenía
prioridad. Hasta que entendí el valor de la
amistad, y entonces vida, ¿dónde se
metió, felicidad? Promulgando la unidad que
me daba fuerzas, comprendí que la felicidad
aparece en la vida con bastante brevedad, pero con
gran intensidad.
Los detalles en miradas me evadían de la
realidad, encendían una chispa que saltaba.
Perdido por culpa del amor y aliado a soledad,
así pase mi vida en el planeta, despistado
entre tanta humanidad. Ahora en la estratosfera,
apoyado en las puertas del cielo, Dios me plantea
el volver a la tierra y remediar mis problemas. La
muerte está a punto de vencerme, cierro los
ojos e intento concentrarme. Estoy en coma, el
cardiógrafo es mi banda sonora.
Sergio era un chaval al que le excitaban las
miradas lentas. Despacio clavaba su mirada,
disfrutaba entre rimas, discos, viajes y charlas.
Sus ojos reflejaban el espíritu B-Boy.
Korazón Crudo allá donde voy. Hoy
sé que mi actitud marcó mi vida, un
consejo a mi familia, a mis hermanos carnales:
luchad, no entréis en cárceles
mentales y aprended de cardenales. Hermanos,
cuidad de la vida de mamá; la hepatitis,
poco a poco, la destruye. Desde aquí arriba
veo las fuerzas que se le van, hacedla luchar, que
el amor sea vuestra arma.
Sé que mis muestras de afecto fueron
escasas, mi alma se arrepiente. Tarde
solución, ya me paró la muerte.
Papá, te admiro. Tu vida fue una guerra, y
a tu hijo, en las alturas, se le saltan las
lágrimas del orgullo de tener un padre con
tantas agalla. Vayas donde vayas, no te olvides lo
que hiciste por crear una familia. Sin nada,
abandonaste tu tierra por amor a mamá.
Mamá, piensa que los chicos del colegio
eran demasiado simples, no fui ejecutivo, ni
abogado ni un astromillonario, pero tu hijo nunca
se arrastró. Mi conciencia está en
un trono. Cuida a mis hermanos, edúcales,
diles que el dinero no es poder si te logra
poseer.
Paz para todos mis primos, en los parques ninguna
vez me vistéis beber. Respetamos nuestros
gustos con sonrisas y con ratos duros de roer,
joder. Cuando derroché en conciertos,
garitos, viajes, chicas a las que no
podíamos poseer. Todo queda en el recuerdo,
engordaron nuestro libro. Suspiro, vago recuerdo,
pero intenso el contemplar de amanecer junto a
princesas que me amaron. Cada una lo hizo a su
manera. Sandra, Rebeca, Macarena. Mi alma de amor
estaba obesa con anoréxica cartera.
Y a esa carretera que me lleva a mi casa,
cuántas historias, cuántos paseos;
cuántos besos lanzados al viento;
cuántos lagrimales encharcados por deseos;
cuántas reflexiones antes de subir los
escalones que conducían a mi cuarto y
asesinaban mi cuaderno.
Todo queda en el recuerdo, estoy en coma y
sólo os pido un momento de aliento. Con
éste tema he vuelto unos minutos de entre
los muertos. Carpe diem, sólo es un
consejo, os llevo en lo más profundo de mis
entrañas. Me paró la muerte, por
eso, amigo mío, mi último suspiro
solo quiere decirte que os quiero. Ya
podéis enterrarme.