Biografía de Los Trovadores de Cuyo
HILARIO CUADROS - LOS TROVADORES DE CUYO
Hilario Cuadros nació el 23 de diciembre de 1902, en
Guaymallén, Pcia. de Mendoza, y falleció el 8 de diciembre
de 1956 en Buenos Aires. Sus padres fueron Don Anselmo
Cuadros y Doña Carlota Romero.
Su padre era chileno, cantor, y fue Ministro
Plenipotenciario de Chile en Argentina. Era propietario de
«La barraca de Don Anselmo», ubicada en la Calle Larga,
donde se vendían velas, cueros y jabones, una industria muy
desarrollada en la época. Su madre cantaba a dúo con su
hermana Magdalena, el repertorio tradicional.
Sus abuelos también eran cantores. En ese marco familiar él
formó su primer dúo cuyano con su hermano Juan Guillermo. En
esa época le decían «el chileno”. Este apodo le venía, según
cuenta su sobrino Carlos, con motivo de una broma que le
hizo su padre a sus hermanos mayores, ya que Hilario nació
justo el día en que su padre, que viajaba muy a menudo a
Chile, regresaba de uno de sus viajes. Los hijos habían ido
a esperarlo a la estación y le preguntaban qué regalos les
había traído y él les respondió que esta vez traía un
chilenito en sus valijas, aludiendo al recién nacido a quien
se aprestaba a conocer. Más adelante se lo llamaría “El
caballero de la tradición».
Se casó con Doña Yolanda Carretero y tuvo dos hijas: Marta y
Magdalena. Cuando el pequeño Hilario contaba con dos años y
medio, su familia se mudó desde su Media Luna natal a la
calle Cañadita Alegre 42, residencia de la familia Romero.
Sus estudios llegaron hasta recibirse de bachiller.
Hilario Cuadros realizó sus primeras presentaciones con su
hermano Juan Guillermo, pero el camino artístico lo inició
junto al sanjuanino Domingo Morales (el Quiñao), con quien
formó el dúo Cuadros-Morales.
Fue un periodista mendocino, quien al referirse a la partida
hacia Buenos Aires, en 1927, de estos cantores, escribió
«Se van Los Trovadores de Cuyo», sin pensar, seguramente,
que estaba bautizando definitivamente al conjunto que
marchaba rumbo a su consagración. Aunque hay otra versión
respecto del origen del nombre de este conjunto, que dice
que, que actuando en el desaparecido Cine Avenida de la
calle Florida, de la Capital Federal, el diario La Prensa,
al ver la emoción que despertaban en el publico porteño, los
saludó con un «¡Bienvenidos… Trovadores de cuyo!…»;
nombre con el que de ahí en más se conoció al conjunto y que
quedaría grabado para siempre.
Continuando con lo que se sabe de la historia de Los
Trovadores de Cuyo, decíamos que llegaron a Buenos Aires en
1927. Ese mismo año grabaron su primer disco en el sello
Columbia. Contenía dos temas: la chacarera «Prenda de mi
corazón» y el vals «Deseando», ambos de Hilario Cuadros. Un
tiempo después, aproximadamente entre 1929 y 1930, se
incorporan al dúo los guitarristas Alberto Quini y Roberto
Puccio y comienzan a realizar giras por diversos países,
entre ellos Chile y Perú. Al poco tiempo el conjunto llenó
teatros en Buenos Aires y sus canciones eran transmitidas
por programas de música folclórica de Radio Nacional.
Esta conformación que mencionábamos: Morales, Cuadros, Quini
y Puccio, se mantuvo durante varios años
Durante todo el tiempo de vigencia de Los Trovadores de
Cuyo, Don Hilario Cuadros hizo siempre la 2da. voz, en tanto
que la 1ra. iba cambiando, aunque cabe señalar que en
ocasiones Hilario Cuadros cantó en calidad de solista,
siempre dentro del conjunto.
Morales fue reemplazado por Luciano Senra. Respecto de esto
hay una anécdota: Don Hilario tenía un gran amigo, Fermín
Videla, con quien intercambiaba correspondencia, que fue
rescatada en parte por su sobrino Carlos. En una de esas
cartas, Hilario Cuadros le cuenta a su amigo que ha firmado
contrato con el sello Odeón, pero que se encuentra ante el
problema de que su amigo y primera voz, Domingo Morales, se
encuentra enfermo y la empresa no le permite reemplazarlo
por otro, lo que le impide grabar. Finalmente, Don Hilario
se vio precisado a realizar algunas gestiones, inclusive de
orden jurídico, y finalmente llegan a un arreglo con la
grabadora y reemplaza a Morales por Luciano Senra.
Hubo importantes cantores que integraron el conjunto,
siempre haciendo primera voz; podemos citar a Juan Cisneros,
Clemente Canciello, Félix Blanco, Tomás Lucero, Manuel Ortiz
Araya y César Torelli, entre otros.
En cuanto a la actuación en radio de Los Trovadores de Cuyo,
se sabe que hubo una conflictiva contratación del conjunto
en Radio Belgrano. Parece que las relaciones entre Don
Hilario y Jaime Yankelevich, el director de la emisora por
aquél entonces no eran del todo cordiales. Sin embargo,
merced a los buenos oficios de Don Rubén Emilio Segura,
finalmente Los Trovadores son contratados nuevamente en
1951.
Ellos ya habían actuado, tanto en esa como en otras
emisoras, pero debido a un entredicho que se había suscitado
entre el director de la radio y Don Hilario, Los Trovadores
de Cuyo estuvieron 14 años sin actuar en la citada Radio
Belgrano, a la que finalmente regresaron, como decíamos
antes, en 1951, en un programa denominado «Bajo un Parral
Cuyano». La condución estaba a cargo de Rubén Emilio Segura,
un baluarte de nuestra cuyanidad. Este fue, en definitiva,
el último ciclo que hicieron los auténticos Trovadores de
Cuyo, ya que luego fueron nuevamente contratados, pero la
actuación no se pudo concretar tal como estaba previsto, con
motivo de la desparición física de su director.
Corresponde mencionar también a los guitarristas que
integraron Los Trovadores de Cuyo. Después de Quini y Pucio,
estuvieron Benjamín Miranda, Martín Herrera, José Herrero,
Alfredo Alfonso, José Zavala, Julio y Chango Arce, José
Ignacio Rivero, Tito Francia, José María Hoyos, Lino Zeballos, Rafael del Pino, Sorini, Julián, Lainez y hasta se
dice que tocó Atahualpa Yupanqui, aunque de esto hay
certeza, salvo la afirmación formulada en un reportaje por
el sobrino de Don Hilario, Carlos Cuadros.
En el año 1956, Los Trovadores de Cuyo vuelven a ser
contratados por Radio Belgrano para iniciar un nuevo ciclo
de Bajo un Parral Cuyano, pero lamentablemente, el debut se
efectuó el día 10 de diciembre de 1956, sin su director,
quien había fallecido dos días antes, el mismo día en que
sepultaban a su gran amigo, Manuel Acosta Villafañe.
Cuando él murió, el 8 de diciembre de 1956, en el aire de
Radio El Mundo se escuchó: “Se ha cortado el bordón de su
guitarra cuando la paz del alma florecía. Cuando muere un
cantor la tierra mía una canción junto al dolor amarra.
Sombras de Guaymallén, anochecidas en las acequias, su dolor
sollozan, mientras nombran los criollos de Mendoza al que
pasó cantando por la vida.»
Fuente: Figueroa Gabriel a través de Musica.com