Gracia Montes

Biografía de Gracia Montes

Gracia Montes es el nombre artístico de Gracia Cabrera Gómez (Lora del Río,Sevilla, 1 de marzo de1936),cantanteespañola de copla.

Trayectoria artística :
Gracia Cabrera Gómez, que ése es su verdadero nombre de pila, vio la luz el uno de marzo de 1936 en la calle Murillo de la sevillana población de Lora del Río. Era la primogénita de una familia acomodada en el ocaso de su esplendor. Sin embargo, la joven niña mostró desde sus primeros años una particular distinción en sus modales y una afición por la tonadilla que causó el disgusto paterno. Gracita, a hurtadillas, empezó a entonar las primeras coplas y fandangos que escuchaba por el pueblo -siempre advirtiendo de que no la delataran- en fiestas y bautizos y a interpretar las mejores saetas que podían escucharse en aquella tierra húmeda, uncida por las aguas del Guadalquivir donde un barquerito quería ser matador o, al menos, eso decía a con los ojos..!" o el pasodoble marinero "Cariá, la Sanluqueña". Títulos que no tardarían en convertirse en éxitos rotundos gracias a la difusión masiva que la radio hacía de sus discos en aquellos programas de canciones dedicadas. Coplas al viento, con el que se consagró como las jovencitas de la ribera. Recuerda, especialmente, un fandango clásico con letra popular que decía así: "Dicen que canto muy mal/ pa' lo que gano bien canto./ Dicen que canto muy mal./ Peor cantan los padres curas/ peor cantan los padres curas/ y ganan mejor los cuartos". En el cine de Lora tuvo ocasión de jugar a ser una estrella cuando veía en la gran pantalla al torbellino de Estrellita Castro, la majestuosidad de Concha Piquer o a la gran Imperio Argentina cantar aquello de "Ay, que me diga que sí, ay, que me diga que no. Como no lo ha querío ninguna lo quiero yo".
Sus primeros estudios los realizó en el Monasterio de las Madres Mercedarias de Lora del Río, junto a su hermana Encarnación. Una de las canciones que Gracia recuerda con mayor cariño es "Herencia gitana" compuesta para la gran Concha Piquer. Así decían algunos de los versos que Gracita con sólo ocho años cantaba en su pueblo: "Me dejaron de herencia mis padres/ además de la luna y el sol/ esta bata 'cuajá' de lunares/ que toíto el mundo recorrió.". Consciente ya de que su verdadera afición no eran las letras sino el cante, Gracia tuvo que ponerse en huelga de hambre para lograr el consentimiento paterno y así marchar a Sevilla e iniciar una brillante andadura artística. El padre de Gracia era reacio a que la joven se dedicara al mundo de la copla, dado que este mundo no estaba bien visto de cara a la sociedad en este momento histórico. Pero a fuerza de muchos sacrificios e insistencia por parte de la chiquilla, José Cabrera que era un señor poseedor de gran sensibilidad, comprendió que su hija había nacido para cantar.
Gracias al "sí" de su padre y bajo la siempre atenta mirada de su tía, Gracia entra a formar parte de la Academia del Arte Español de la popular profesora Adelita Domingo, situada en la calle Jesús del Gran Poder. Allí compartió amistad con las entonces jovencísimas Conchita Bautista y Pepita Machín. A este particular, Gracia recuerda "como éramos muy golosas nos íbamos a la pastelería 'La Campana' y allí nos comíamos los pasteles". Eran tiempos de hambruna y esperanzas truncadas, aliviadas por la radio de Cretona que entonces era la reina indiscutible de los hogares.
Sin demora, se presentó, con sólo 13 años, a las Galas Juveniles realizadas cada mañana de los Domingos en el sevillano Teatro Cervantes, emplazado en la calle del mismo nombre (hoy convertido en sala de cine), donde el público aplaudió y admiró sus florecientes cualidades artísticas, incorporándose muy pronto a los espectáculos de diversas compañías, como la del cantaor Pepe Pinto y Pastora Pavón y en la de variedades de Mercedes Vecino y Los Gaditanos. Se data, por algunos escritores, que actuaría en el espectáculo "La copla por bandera" (1953).
Pastora Pavón fue una mujer a la que Gracia siempre admiraría recordando escucharla -ya retirada- en los camerinos de la compañía de su esposo. Allí, La niña de los Peines, entonaba sus cantes acompañada a la guitarra por Melchor de Marchena. Aquello marcaría, sin duda, a la joven artista, reconociendo en numerosísimas ocasiones ser su ídolo, además de Fernanda y Bernarda de Utrera o La Paquera de Jerez. Pastora, maestra indiscutible del cante hondo, fue la primera artista que Gracia escuchó. Por esta razón, algunos críticos de la época decían que la velocidad de su voz recordaba a la más grande cantaora nacida en la Alameda de Hércules, así como la dolencia en su pellizco flamenco que tanto caracterizó su emblemática discografía.
Siguiendo la tónica del momento, intervino en aquellos famosos programas radiofónicos de los años cincuenta, como Conozca usted a sus vecinos de Rafael Santisteban o el inolvidable Cabalgata Fin de Semana, que dirigía Bobby Deglané. Allí fue nombrada mascota de Radio Patrulla. Desde las ondas fue descubierta por el cazatalentos José Brageli, que lo era de figuras tan importantes del espectáculo como Paquita Rico, Curro Romero o Mikaela. Gracia interpretaba su éxito "¿Será una rosa?" -que le había compuesto Francisco de Val-, unos fandangos 'architarareados': "Amor, ¿por qué no viniste amor?" y "Camino del cielo". La grabación de esta última, editada, años después, por Columbia difiere de la letra original escrita por el compositor aragonés. Los versos: "Levántame como un cáliz / a lo más alto del cielo / bájame poquito a poco / y dame en la boca en beso", fueron sustituidos, debido a la censura, por estos otros: "Levántame como un niño / a lo más alto de cerro / bájame poquito a poco / y dame en la boca un beso". Algunos coleccionistas sostienen que dicha versión fue publicada en discos Columbia, pero retirada rápidamente por este motivo. Aun así, se sobreentiende que debe existir dicha rumba interpretada por Gracia a partir de la letra original.
Lanzada al estrellato con el nombre artístico de Gracia Montes se presentó ante el público sevillano como primera figura del espectáculo Galas de Andalucía llevado a cabo en el Teatro San Fernando de Sevilla, debutando el Miércoles 12 de febrero de 1953 y a partir de ahí todos los días a las 7:30 de la tarde y a las 11 de la noche. El elenco de artistas que participan en este espectáculo va desde el revolucionario de la rumba flamenca Rafael Vargas; Los Dominicanos con canciones y bailes hispano-americano; la Orquesta "Abdias" bajo la dirección del maestro Villalonga; Rosmi, la "ye-yé" más guapa del momento o Sita Valsavina, la escultural y maravillosa danzarina clásica y oriental. En el programa, además, se presentaba a los 'regocijantes y siempre imitados pero nunca igualados LOS BEATLES DE CÁDIZ'.
Dado el éxito en Sevilla de la joven artista, montó su primer espectáculo con libreto de Ochaíta, Valerio y Solano bajo el nombre de La rosa de Andalucía. El estreno de mismo se produjo en el Teatro Cervantes en diciembre de 1954. Llevaba, el mismo, veinte cuadros. La canción con la que se abría el recital era "La copla", compuesta por Ochaíta, Valerio y Solano, que nunca llegaría a grabarla, siendo recogida en disco, poco después, por Antoñita Moreno. Figuraban en el espectáculo los artífices de la danza Lina y Miguel; Blas de Almena, primer actor y director; Juanito Osuna, estilista flamenco; Lolita Jurado, singular maquietista; Samy Martín, maestro de la guitarra; Jorge Caraso, cantante lírico; Emilia Gil, actriz genérica; y la colaboración extraordinaria de la eminente recitadora Gabriela Ortega. Iban también en esta formación las bailarinas Mari-Tere González, Nati Vázquez, Isabel Espinosa, Manuela Picado y Milagros Bárcenas, con los bailarines Vicente Martín, Alejandro Granados, Enrique Barrero y Andres "Chicón". La compañía fue montada por Luisa Pericet, la suprema maestra de los "ballets flamencos". Como espectadores de excepción estaban en el abarrotado teatro Rafael Gómez “El Gallo”, Juan Belmonte, La Malena o Pastora Pavón y su esposo Pepe Pinto. Todos coincidían en que Gracia tenía una voz distinta.
Tal es el éxito de la artista que importantísimos directores españoles se interesan por el eco inconfundible de su voz; una voz llena de embrujo, cristalina como las aguas del río que bañan su Lora del Río. Juan Antonio Bardem la contrata para su intervención en un largometraje que forma ya parte de la filmografía española: Muerte de un ciclista, (1955), alejado de los cánones seguidos por nuestro cine en estos años. En el largometraje, Gracita interpretaba los citados fandangos "Amor, ¿por qué no viniste amor?", diferente versión a la recogida en disco y grabados en directo para el rodaje de la escena. Tal vez la mejor película de Juan Antonio Bardem, donde intervenía una bellísima Lucía Bosé y reconocida por la crítica del Festival de Cannes en 1955.
Muy seguidamente fue reclamada por otro gran director de nuestro cine, José Luis Sáenz de Heredia, esta vez para una película que se tituló Historias de la radio, (1955). El director le propuso a Gracia interpretar "¿Será una rosa?" pero su autor pidió a la productora una cantidad que ésta no vio oportuna. Por ello finalmente, Gracia interpreta unos cantos de Almonte que también habían sido acogidos con gran aceptación. Llevaban por título "La Romera", escritos por un trío que se había interesado por la voz de Gracia: Ochaíta, Valerio y Solano.
En pocos meses, reestructuró La rosa de Andalucía convirtiéndolo en el espectáculo titulado estrella de la copla -siendo su debut en el teatro Calderón de Madrid el año 1955- y con el que recorrió toda España. Despuntaban creaciones de Ochaíta, Valerio y Solano, el genial trío de compositores, como "Cariá la Sanluqueña", "Coplas del Chapinero", "¡Habla con los ojos..!", "Una rosa colorá", etc. En el programa del espectáculo figuraban María Martin y Paco Torres (los artífices de la danza), la gran recitadora Gabriela Ortega, Greta, Pilarín Pardo, Fran Coba, Pepe Luna, Paquito Márquez, Fernando Sánchez, María del Mar, Mariano Montijano, Samy Martin a la guitarra, Margarita España, Vicente Martín y la colaboración del famoso galán cinematográfico Manolo Zarzo. Otras bailarinas del espectáculo son Hortencia Díaz, Manolita Román, Carmen Berenguer y Paquita Parreño.
Por los mismos años, Gracita Montes realiza su primera grabación con el sello discográfico Columbia. Era un disco de dos caras, de los llamados 'de pizarra'. En él se incluían las bulerías "La luna y el río" y "¿Será una rosa?", ambas escritas por Francisco de Val. Ésta última fue, sin lugar a dudas, la canción que definitivamente la colocaría en el cenit de la Copla, en ese lugar privilegiado que sólo ocupaban las más grandes.
Escribieron para ella, Ochaíta, Valerio y Solano, coplas con las que la artista hallaría un hueco irreemplazable. Recordemos las granadinas "Coplas del chapinero", "Una rosa colorá", "¡Habla
Mas, en pleno triunfo, cuando sólo habían transcurrido meses de sus tempranos éxitos y el público acababa de descubrir a una joven y rutilante estrella, Gracia Montes inició un retiro del mundo del espectáculo, permaneciendo nueve años fuera de su carrera profesional. El motivo fue el amor, un amor tan penetrante que la llevó a retirarse de los escenarios, circunstancia que la artista lamentaría más tarde. "Fue un noviazgo a la antigua usanza (reconoció Gracia al periodista Antonio Escolar, en Los clásicos de la Copla de Radiolé) pero yo ya iba despertando y me di cuenta que no era mujer para casarme (...) Él era catalán y no veía lo mío, no me comprendió"
Un amor posesivo le había puesto 'cerrojos en el corazón'. La artista vivía recluida en Lora del Río, dicen que no salía, dicen que se le intuía a veces tras las celosías como en una sombra melancólica, dicen...como las heroínas de Rafael de León.
Ese amor que la mantuvo alejada durante nueve años, empresario del Teatro Calderón de Barcelona, retiraba del mercado todo ejemplar que editaba la Casa Columbia con las canciones de la artista, creyendo ingenuamente que de esa forma anularía su nombre y sus recuerdos imborrables. Era un señor celoso y autoritario, aun así no logró difuminar su pasado como artista porque había tocado el corazón de todo un pueblo, un pueblo que al oír su eco inolvidable a través de las ondas radiofónicas, se estremecía rindiéndose a sus pies como a una Reina, una Reina eterna vestida con bata de cola.
Gracia Montes había llegado a lo más alto de la Copla, había dejado un legado en sólo unos meses y era imposible que los afortunados testigos de su voz personal, olvidaran a Gracia así como tampoco creaciones que formaban ya parte de la memoria colectiva del pueblo español. Nunca dejó de oírse en las ondas radiofónicas "¿Será una rosa?", era infinitamente solicitada por los oyentes, al igual que jamás dejó de tararearse por todos los rincones de nuestra geografía los versos de "Palitos de ron", aquellos que decían: "Temporal, temporal...¡Qué nos mata el temporal! ¿Qué será de Puerto Rico cuando venga el temporal? Temporal, temporal...¡Qué nos mata el temporal!"
Era una mujer distinta, rodeada de las más grandes riquezas, de los mayores lujos. Según comenta Gracia: "¡Vivía en una cárcel de oro!". Pero aun así, faltaba algo en su vida que la llevara al logro de su felicidad completa. Aunque no todo fue negativo, pues recibió una exquisita educación y una gran cultura que la formó personalmente y como mujer. Durante su ausencia, 'mataba el gusanillo' con amigos en fiestas flamencas a las que asistía, siempre a escondidas de su amado. En ellas deshojaba su voz como pétalos de una rosa marchita, de una rosa que fue despertando a medida que pasaban los años. Poco a poco se fue dando cuenta de que había nacido para cantar, para entregar su arte al pueblo. Gracia Montes había nacido para ser artista, llevaba el arte en sus venas y en su corazón.
El año 1965 marca un hito en su vida personal y artística. Rompe la relación con el hombre que no había colmado sus expectativas como mujer y resurge con remozados bríos en un espectáculo de duende y encanto titulado La rosa de las marismas, original de Ochaíta Valerio y Solano, que dirigía la orquesta, alcanzando un clamoroso éxito en el Teatro San Fernando de Sevilla. A esta época pertenecen temas inolvidables como los himnos "Sevilla lleva el compás" o "La niña de Punta Umbría", "La lumbre de tu cigarro", "Palabritas en el viento", "Los tientos míos" o las sevillanas rocieras que daban nombre al espectáculo. Gracia quiso que el trío de compositores conociera su historia pasada para que las letras de cada canción fueran recogidas de su propia vida, de una historia de amor que se había interpuesto en su carrera artística. Por este motivo, todas ellas contenían veladas alusiones a su malograda relación, como aquella estrofa que reza: "Ay de mí que siendo niña di la palabra a un moreno y ahora que ya soy mocita cumplirla no me atrevo".
Para nuestra artista fueron ideadas por estos mismos autores la rumba flamenca "No me des guerra" y la popular zambra "Tengo miedo". Pero por diferentes motivos que desconocemos, Gracia no llegó a grabarlas en disco, ni tan siquiera las incluyó en el repertorio que formaba parte del espectáculo con el que regresó en 1965. Ambas creaciones fueron registradas por la chipionera Rocío Jurado. Pertenecía al citado espectáculo una zambra que dejaba ver sin lugar a dudas su historia personal, cargada de gran sensibilidad: "A otra cosa, compañero". Sus versos deshojaban su propia vida: "Yo fui rosa y la cortaste para antojo de tus dedos, yo fui fuente y la secaste sorbo a sorbo, beso a beso; yo fui estrella y la apagaste con cenizas de tu cuerpo..." Y ciertamente había sido una rosa cortada para antojo de unos dedos, una estrella de la copla que se consumió como la lumbre de un cigarro, en una historia de amor privada de libertad, cautiva como una reina mora. En los últimos versos, esta zambra describe el final de la relación, una relación que no dio fruto alguno: "El pájaro echó a volar, el jazmín se puso seco, el racimo no dio zumo...¡A otra cosa, compañero!"
Otro título que Gracia interpretaba con un gusto exquisito en este espectáculo lleva por título "Tú eres un hombre bueno", un tema andaluz de corte clásico con el que la loreña se emociona fácilmente cuando llegan a su garganta privilegiada los versos: "Yo soy una hembra mala y tú eres un hombre bueno, bueno, bueno. Y así no puedo quererte y así no puedo quererte..."
En este citado espectáculo, Gracia interpretaba temas orquestados bajo la dirección del maestro Juan Solano así como otras creaciones a guitarra, acompañadas de palmas y jaleos. Mencionemos los fandangos de Huelva y verdiales de remate "Era un pecado de amor" o la magistral rumba "Sin pensarlo" cuya letra, una vez más, aludía a su historia de amor: "Sin pensarlo, sin pensarlo, sólo por qué tu quisiste dije yo bueno a lo malo. Lo bueno que yo tenía es que podía pensarlo, yo sabía lo qué es bueno y también lo que era malo, pero pasaste a mi lado y sólo por qué quisiste, lo que tú mandas yo hago..."
Gracia era ya toda una mujer. ¡Y qué mujer! Curtida, hermosa, de perfil moreno, porte señoril, andares cadenciosos de gran señora. Estaba en la línea más clásica de la copla, la de las grandes maestras -Concha Piquer-, caracterizada por la elegancia, la mesura en los ademanes, el timbre limpio sin sombra de poso de juerga y la dicción perfecta. El público no tardó en arrobarse por su voz y su personalidad distinta, convirtiéndola en la gran dama de la copla que hoy es, consagrándola como estrella sublime en un firmamento glorioso de coplas y cantares.
Gracia grababa en 1966 dos discos de 45 r.p.m, ambos escritos por Ochaíta y el maestro Solano. En uno de ellos incluyó temas inolvidables dentro de su repertorio: "¡Ese día..!" y "Tus brazos me han detenido". El otro disco recogía cuatro saetas dedicadas a hermandades de su Sevilla natal, interpretadas con gran maestría, con un quejío flamenco y un toque justo para este palo que roza la perfección en su frágil garganta.
En 1967 vuelve a grabar el tema que la elevó al estrellato: "¿Será una rosa?", esta vez cambiaba la orquestación por una guitarra, palmas y jaleos. En este mismo disco se incluye otro de sus más importantes éxitos: "¡Viajera..! escrita por Francisco de Val. Un año más tarde Gracia lleva al disco otro de sus más conocidos temas "Maruja Limón", una rumba flamenca escrita por Quintero, León y Quiroga. También incluyó unas bulerías dedicadas a su Lora del Río, se titularon "De Lora, ¡y olé!" de los mismos autores.
Siguiendo la línea más clásica de la canción andaluza, en 1968, graba un disco escrito por Rafael de León y el maestro Quiroga. Un disco en el que Gracia muestra su garganta privilegiada para la pureza de la Copla. Interpreta un romance andaluz que con anterioridad habían grabado Concha Piquer, Estrella Castro o Miguel de Molina. Su título: "Me da miedo de la luna". Pero a diferencia de todas su anteriores intérpretes, Gracia aporta su indiscutible personalidad, su voz cristalina, su eco elegante, su fragilidad inconfundible y su quiebro único. Por ello, ninguna de las anteriores grabaciones supera la versión de Gracia Montes.
Seguidamente, graba otro disco con cuatro rumbas flamencas. Una de ellas logró una gran aceptación: "Moscatel", dedicada a Chipiona dónde veraneaba Gracia y dada la admiración que sentía hacia este pueblo y sus gentes. Por estas fechas, cuando aún vivía entre la capital de España y Barcelona, Gracia realiza para Televisión Española un programa que se tituló Luces en la noche. En él, interpreta los más célebres éxitos cosechados por la artista: "Maruja Limón", "La lumbre de tu cigarro", "Moscatel" además de reflexionar y hablar sobre su vida actual y pasada.
A principios de la década de los setenta graba un LP que llevaba por título su nombre artístico "Gracia Montes" con el sello discográfico Columbia. Incluye un poema de Rafael de León al que puso música el maestro Solano "Poema de mi soledad", exquisito en cuanto a música y letra con la interpretación magistral de la gran artista loreña, una canción andaluza escrita por los mismos autores "Romero", una canción bolero titulada "Pídele a Dios" escrita por Armando Manzanero y varios temas de Manuel Alejandro. Destacar una bellísima canción de amor "Primavera en otoño" y un tema que dedicó a su madre, tan querida por Gracia, "Esa mujercita". Con los versos de este tema sentimental, Gracia se emociona con facilidad al interpretarla en sus conciertos: "Ella me invitó a beber de su cuerpo, ella me enseñó la primera palabra, ella me ayudó a caminar por el suelo y a que fuera feliz en mi infancia..."
En el 74 edita un LP íntegro de sevillanas: "Lo mejor de Sevilla". Le canta al torero Diego Puerta y al boxeador Pedro Carrasco. Asimismo recorre Málaga y Sevilla, paseando por la cuna de los Quintero para quedarse en su Lora del Río.
Seguidamente lanza bajo el mismo sello discográfico un álbum que incluye una rumba flamenca escrita por Rafael de León y Juan Solano que se convirtió en un himno de su carrera artística: "Soy una feria", que da título al LP. Pero sin lugar a dudas hay que destacar un bellísimo soneto de Benítez Carrasco al que puso música Juan Solano: "Puente de olvido" y un tema dedicado a Málaga, además de una hermosa canción escrita para Gracia por Julio Iglesias: "¡Vete ya!"
Bajo el título de "Claveles en mayo" nos sorprende en 1976. Temas escritos por Rafael de León y musicados por Juan Solano. Hay que destacar en este LP la exquisita orquestación que embellece cada letra del poeta sevillano. "Tormento", "Hace tiempo yo sabía..." o "¡José María" son temas que forman parte del álbum, además del tema que da título al vinilo.
Un año más tarde, la artista regresa a sus raíces más andaluzas con un LP que se titula "Nos parió Andalucía" con temas flamencos escritos por José María Jiménez, Bazán y García Tejero entre otros. Interpreta cantes por soleá con cantiña de remate, tangos, varios fandangos, verdiales, alegrías y una serrana, todos ellos acompañados a la guitarra por el genuino Paco Cepero. Gracia Montes demuestra una vez más que su arte y su voz no tienen límites.
En agosto de ese mismo año, Gracia interviene en el más importante programa de coplas emitido por televisión: Cantares, popular programa televisivo que entusiasmó a toda España, presentado por Lauren Postigo y celebrado en el madrileño Corral de la Pacheca. En él interpretó la rumba "Soy una feria", el pasodoble "Cariá, la Sanluqueña", un extraordinario popurrí a guitarra, el bellísimo "Poema de mi soledad" y su himno personal "Sevilla lleva el compás". El vestuario fue diseñado por el gran Manuel Pertegaz. Toda una fusión de elegancia, señorío, buen gusto, distinción y andares de reina.
En el 79, debido a un no entendimiento entre Gracia y la casa discográfica Columbia, lanza un nuevo LP, "Sueño y Pasión", con el sello discográfico ÁMBAR con temas acordes a los nuevos tiempos y aires más modernos sin dejar atrás su sello andaluz. Bazán, García Tejero, José Miguel Évoras, Ruiz Venegas y José Feliciano son los autores de los temas incluidos en este álbum. Destacan unas cantiñas de Cádiz: "Flor de papel"; la habanera "Niña colombina" y "Tú me hueles a flores". Señalemos otros títulos que nos dejan escuchar a una artista sensible, capaz de expresar a través de su voz, sentimientos de impotencia en "Madre de un sueño" o de reproche en "Acaso no fui yo". Pero a pesar de la madurez de su voz, este disco no recibió ningún tipo de promoción y pasó inadvertido para el gran público. Sin embargo, los seguidores de esta gran artista lo guardamos como otro más de su emblemática discografía.
Un año más tarde, la misma casa discográfica lanza un nuevo LP de sevillanas, esta vez, rocieras. En él hay que resaltar "Amores locos", "Te mira la niña" y sobre todo "Viene Triana" y "Farolillos encendidos". Estas últimas cantan una historia de amor ambientada en la Feria de Sevilla y aquéllas hablan de la Hermandad del Rocío de Triana a su paso por la calle Castilla, de gitanas morenas y romeros... Este LP sí gozó de gran popularidad. En la actualidad aún se escuchan "A la Virgen del Rocío le gustan las sevillanas..." interpretadas por Coros Rocieros, aunque fueron escritas por José Feliciano para Gracia Montes.
Tras una ausencia de tres años, regresa a Columbia con un nuevo disco. Incluye bellísimos poemas de Manuel Alejandro: "Cuando un amor se termina" o "Cuando digo tu nombre"; rumbas como "Naranja y limón y "Si supieras..." y unas bulerías del genial escritor que firmaba como De la Oliva: "Agua de paso", autor de las célebres "Carceleras del Puerto". En este álbum, Gracia interpreta con su excepcional voz y su afianzada personalidad un vals peruano de Chabuca Granda: "Caballo de paso". Intervino en varios programas de Televisión española para su promoción. Entre ellos el célebre programa presentado por el periodista José María Iñigo en La 2 de TVE: Estudio abierto.
Tras unos años, cuando la televisión autonómica andaluza comenzaba su emisión (1988-1989), Carlos Herrera se hace cargo de la presentación de un programa dedicado a nuestro género: Las coplas, con una orquestación excepcional dirigida por el maestro Eduardo Leyva. Gracia vuelve a sorprendernos una vez más con su elegancia. En esta intervención, todos los amantes de la copla en general, pudimos presenciar que su voz no había dejado de vibrar con la misma fuerza, que el paso de los años no había alterado su fresca y cristalina voz.., conservaba a sus cincuenta y cuatro años, el trino tan especial que siempre la había caracterizado y regresaba triunfalmente con una voz de fragancia madura. Gracia interpreta: "Cariá la Sanluqueña", "Poema de mi soledad", "Claveles en Mayo" y "Palabritas en el viento". Al piano, hace un repaso de sus clásicos: "Soy una feria", "La lumbre de tu cigarro" y "Romero" todas ellas escritas para ella por su admirado maestro Juan Solano, quién interviene en el programa en el final de la primera parte del programa.
Dos años más tarde, Gracia vuelve al estudio para preparar un nuevo LP. Esta vez lo lanza una discográfica sevillana, SENADOR, con temas escritos para ella por Rafael Rabay, Bazán, Moradiellos y Pineda Novo. Además incluye una versión de la zambra escrita para Gracia de Triana en 1945: "No me quieras tanto", por Quintero, León y Quiroga. Este álbum incluye pasodobles como: "La copla sigue adelante" o "Pastora Pavón" dedicado a la maestra del cante flamenco, ídolo de Gracia Montes. Aparece una rumba de temática sevillana: "Niña mía"; canciones de amor como "A rienda suelta" o "El amor somos tú y yo" además de "Una barca llamada España" con aires de bulería. Con este álbum recorre todas y cada una de las televisiones nacionales y autonómicas. Interviene en el programa: ¡Querida Concha! presentado por Concha Velasco; Telecupón en el que interpreta cinco temas; Sabor a Lolas junto a Lola Flores y su hija Lolita, etc. En las fiestas navideñas de ese mismo año, 1992, Gracia Montes interviene en un magazine de Tele 5 La hora de la siesta emitido en la sobremesa y presentado por Laura Valenzuela. En él interpreta un hermoso villancico que no llegó a incluirse en este disco, escrito para ella por Rafael Rabay. Su título "Cantemos al niño”.
Su último trabajo, "A ti madre", editado por la citada discográfica sevillana en el 2002, contiene revisiones de temas de su discografía como "Cariá, la Sanluqueña" o "Palitos de Ron", así como versiones de clásicos inmortales de la copla como "España canta", "Puerto camaronero" o la "Falsa monea".
Quizás nos atrevamos a decir que ya no hay compositores que hagan sombra a los clásicos de la copla, pero todavía hay soberanas intérpretes como Gracia Montes. El género de la Copla, como Curro Romero en el torero, destapa de vez en cuando el 'tarro de las esencias'. Esta esencia, en la Copla siempre tendrá nombre y apellidos cuando se pronuncie el nombre de Gracia Montes, mujer de poderío y esplendor, derrochadora de embrujo y belleza, arte fuerte y perfil de esfinge, talle erguido y una voz cristalina con sabor a manantial y nenúfares.

Fuente: la_jara2 a través de Musica.com

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