Yo también sé jugarme la boca

ANÁLISIS | SIGNIFICADO

En esta vibrante canción de Joaquín Sabina, se narra una historia de deseo y desencuentro. En un escenario donde las clases sociales se entrelazan, el narrador se siente invisible ante la presencia de un pez con irresistibles caderas en el mar de la moda. A pesar de ser un mero observador solitario, se ve envuelto en un romance fugaz y apasionado con esta enigmática figura.

Se describen las noches de diversión y complicidad compartidas, los momentos de intimidad donde se mezclan perfumes lujosos y tragos amargos. Sin embargo, llega el inevitable momento de la despedida, con la retirada de mesas y la partida hacia destinos desconocidos. Las promesas incumplidas y los sueños de amor imposibles se entrelazan en un juego de seducción y melancolía.

A lo largo de la canción, se revela la amarga sensación de pertenecer a una categoría social desfavorecida, de estar destinado a perder antes de haber siquiera jugado. Pero a pesar de la injusticia del mundo, el narrador afirma su capacidad de arriesgarse, de jugarse la boca en el juego del amor y la pasión. Con un tono melódico y nostálgico, Sabina nos invita a reflexionar sobre las dualidades de la vida y la valentía de enfrentarse a los desafíos con coraje y determinación.