ANÁLISIS | SIGNIFICADO
Mirando hacia arriba desde abajo, la luz de la luna fracturada se refleja en el mar, creando una imagen familiar que me sumerge en paz. En las profundidades silenciosas, como en una catedral sin aire, encuentro un lugar donde no hay necesidad de palabras ni plegarias, solo de estar presente. Siento el abrazo del océano que me lleva lejos, liberando toda mi devoción y permitiéndome descansar. Aunque la presión es fuerte, sé que es la única forma de escapar, y me sumerjo, confiando en los brazos del océano para sostenerme.
El canto del cielo para un pecador como yo, es contrarrestado por la redención de los brazos del océano que me han salvado. A pesar de los desafíos y la sensación de rendición, sé que no me estoy rindiendo, simplemente estoy dejando que suceda. En los brazos del océano, experimento una mezcla de dulzura y frialdad que me envuelve, sacándome de la oscuridad y ofreciéndome redención.
Entregado a esta experiencia, sé que nunca debo soltarme, nunca dejar ir la sensación de ser sostenido por algo más grande que yo. A medida que todo llega a su fin, me sumerjo aún más, sin rendirme, solo dejando que suceda. El deslizarse por debajo se vuelve una danza entre lo frío y lo dulce, en un abrazo eterno que me libera y me sostiene.
La canción nos invita a confiar en la fuerza del océano, en su poder para liberarnos y guiarnos en momentos de turbulencia, recordándonos que la redención siempre está al alcance si nos entregamos a la corriente de la vida.
+ Florence And The Machine
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