Nothing Ever Happens
Del AmitriANÁLISIS | SIGNIFICADO
En una típica ciudad, la rutina del día a día se repite una y otra vez. Los empleados de correos cierran sus puestos, las secretarias apagan sus máquinas de escribir y se abrigan, los conserjes cierran las puertas con candado para que los guardias de seguridad patrullen. Los solteros llaman a sus amigos para tomar algo, mientras que los casados sintonizan un programa de televisión para entretenerse. Todos se sentirán solos esta noche y también mañana.
En los bares, se anuncia que ya no se sirve más alcohol, las luces del semáforo cambian a rojo cuando no hay nadie cruzando la calle, y al llegar las cinco de la tarde todo parece muerto, con cada tercer coche siendo un taxi. Las personas ignorantes duermen en sus camas, como ratones blancos drogados en un laboratorio universitario.
Las centralitas telefónicas hacen clic sin que nadie conteste, incluso si los marcianos aterrizaran en el aparcamiento, a nadie le importaría. Las cámaras de seguridad en las tiendas de departamento graban la misma película todos los días, donde los protagonistas ni mueren ni son asesinados, simplemente sobreviven en un ciclo constante de repetición.
Los anuncios publicitarios intentan vender productos que nadie necesita, mientras que alguien molesto desde Manchester escribe para quejarse de las repeticiones en la televisión. Por otro lado, los terminales informáticos reportan ganancias en los valores del cobre y el estaño, mientras que empresarios americanos compran cuadros de Van Gogh por el precio de una ala de hospital.
En esta monótona realidad, nada parece cambiar, nada sucede en absoluto. La aguja del tocadiscos vuelve al inicio de la canción, y todos cantamos juntos como siempre. Seguiremos sintiéndonos solos esta noche y también mañana. La sinagoga arderá a las seis en punto y todos seguiremos como si nada, cantando la misma melodía repetitiva de la vida cotidiana.