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ANÁLISIS | SIGNIFICADO

En medio de la tormenta que parece no tener fin, es difícil vislumbrar un horizonte de esperanza. Las noticias no traen consigo certezas, y nos cuesta discernir la verdad. Hemos depositado nuestra confianza en lo que está roto para encontrarnos completos, pero no hay un nuevo salvador que venga a rescatarnos; es aquel que siempre hemos conocido. Necesitamos al Sanador, no a otro héroe. En lo más profundo de cada corazón herido, sabemos que necesitamos al Sanador, y solo Jesús es el Sanador.

En un mundo en búsqueda constante de algo, en realidad necesitamos a alguien. Y cada camino nos conduce de regreso a un solo nombre cuando toda búsqueda ha concluido. No hay perspectiva mundial ni religión que pueda hacer que los ojos ciegos vean. Abramos los ojos de nuestro corazón a la sanidad que necesitamos.

Más que consuelo, necesitamos al Rey. Más que regalos, necesitamos al Dador. Más que bendiciones, necesitamos Tu presencia. Más que la curación, necesitamos al Sanador. Sí, necesitamos al Sanador, no otro héroe. Solo Jesús es el Sanador. ¡Ven ahora, Jesús, sé el Sanador!